Por Luis Pérez Gutiérrez
luizperezgutierrez@gmail.com

$23.220 Millones cada año por extorsión a buses en Medellín.

Las autoridades descabezan un criminal urbano, y lo reemplazan siete ilegales más. La ciudad vive un infierno que se multiplica. La Ciudad está en manos de los bandidos. No existe lugar en donde no asesinen, no extorsionen, no atraquen, no roben carros, a ojos vistos. Ya los bandidos no tienen que correr porque la impunidad les facilita sus fechorías.

La ciudad es el espacio del miedo. Y muchos lugares urbanos son ya espacios del terror. Y el miedo ciudadano se acrecienta cuándo las autoridades se ven inútiles ante la arremetida de los delincuentes. Medellín se ha vuelto tierra abonada para delinquir y el Delito se ha convertido en una excelente alternativa empresarial. El Delito como empresa está acabando con la cultura de la legalidad de la ciudad.

Para llegar a la raíz de la violencia urbana hay que trabajar con seriedad en cuál es la magnitud de la economía ilegal de la empresa del Delito. Fuera de algunas especulaciones, poco se sabe con precisión.

La ciudad tiene una violencia invisible que se expande silenciosa: La vacuna extorsiva. Es un problema que ocultan como si fuera una enfermedad maldita. Empiécese con los buses de transporte público. Medios de Comunicación y expertos urbanos denuncian día a día que los transportadores pagan vacuna a las bandas, y si no lo hacen, los amenazan de muerte o no los dejan trabajar. Como las autoridades no garantizan el trabajo sin extorsión, las bandas que controlan los barrios reciben a ojos vistos la extorsión millonaria. En la parte alta de Belén se observa a un niño de 12 años armado que se sube a cada bus a recoger la vacuna. Y este paisaje se repite en toda la ciudad. Y así, una sofisticada empresa ilegal obliga a los “buses” a pagar una vacuna semanal. Llas vacunas son un exquisito negocio que silenciosamente se chupa las ganancias de los transportadores.

El dato más exacto es el siguiente. Cada bus paga entre $80.000 y $120.000 semanales. Y algunos tienen que pagar vacuna hasta a dos bandas o hasta dos veces por semana. En Medellín existen 2.800 buses y en el Valle del Aburra ruedan 4.500 buses.

Cada bus paga por extorsión o vacuna a las bandas, un promedio de $100.000 semanal. Eso indica que las bandas por vacunas a buses reciben en Medellín cada mes $1.204 millones y en el año $14.448 millones.

En el Valle del Aburra. La vacuna a los 4.500 buses para las bandas es $1.935 millones cada mes y de $23.220 millones cada año.

Con $23.220 millones en efectivo, las bandas florecen. Pero este solo es un rubro pequeño de muchos que engordan la ilegalidad. Y que conviene analizarlos luego. Si no se ataca la economía diabólica del crimen, el crimen no desaparecerá.